La semana pasada festejamos con los abuelos del Colegio su día en la granja La Martina, en la zona oeste de Montevideo, un lugar muy lindo y acogedor, que, aunque el tiempo no nos acompañó, igual nos permitió pasar una tarde maravillosa.
Por qué se los cuento? Porque cada vez que tengo la oportunidad de compartir tiempo con abuelos más me doy cuenta de lo valiosos que son, lo fundamentales que pueden ser en la vida de sus nietos y el papel preponderante que ocupan en la familia, sin embargo, muchas veces, este lugar está eclipsado, no se ve.
Me parece que en esta sociedad donde se venera la juventud, donde lo que sirve es lo instantáneo, lo público y lo poco trascendental, vamos dejando de lado algunas cosas que forman parte de lo humanos que somos.
Los afectos nos moldean, nos hacen ser quiénes y cómo somos, la inteligencia que los abuelos tienen, forjada de experiencias, enriquecen la vida de cada nieto, lo hacen más fuerte para los desniveles que la vida les ofrezca, y todo esto viene envuelto en un manto de cariño y de desestrés, que muchas veces los papás, por las razones que todos esgrimimos, no podemos brindar con esa calidad.
Por eso, miremos un poco más el papel preponderante que ocupan los abuelos y sepamos disfrutarlos, como ellos aprendieron ya a disfrutar de todo lo que les da la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios!!